Me desperté en este lugar lleno de personas que no conocía,
personas que hacían mi estadía sofocante, sufrible, personas dementes, absurdas, que no sabían su nombre, su edad, de su familia u origen,
que era esto?
parecía una alucinación, que hago acá?
a pesar de las estupideces de mi vida nunca estuve desequilibrada, nunca insensata, siempre calculaba cada paso de mi vida, en medio de mi aturdimiento, confusión, y de mi poca razón note que estaba en mi habitación, -sentí una paz- , aquellas personas ya no se oían pero seguían tropezándose conmigo, en medio de ellas estaba mi madre, taciturna, ensimismada en su dolor, que era esto tan perturbador. corrí a abrazarla, a consolarla y mi cuerpo atravesó el suyo como lo hace una flecha al aire; en ese instante recordé meticulosamente mi vida, esa promesa, que si el amor abandonaba mi cuerpo, mi alma, mi corazón, en esa circunstancia no tendría sentido vivir, dejaría este cuerpo terrenal y me encauzaría a residir en el infierno a pasar mi perpetuidad solitaria, pero estoy aquí en donde no descansan las almas impuras que mancharon su cuerpo de sangre al atreverse si quiera a tomar su alma que nos les pertenece; mandándola al suplicio de vivir en pena, dejandola sin esperanza, sin sosiego, sin poder reposar en la eternidad , atormentada por los recuerdos y sufrimientos que se intensifican al pasar los siglos y milenios pobre de aquel que tome como suyo algo que nunca le perteneció “su alma” por que permanecerá viviendo con miedo a no existir; repitiendo el horror de su última tragedia.
que era esto?
parecía una alucinación, que hago acá?
a pesar de las estupideces de mi vida nunca estuve desequilibrada, nunca insensata, siempre calculaba cada paso de mi vida, en medio de mi aturdimiento, confusión, y de mi poca razón note que estaba en mi habitación, -sentí una paz- , aquellas personas ya no se oían pero seguían tropezándose conmigo, en medio de ellas estaba mi madre, taciturna, ensimismada en su dolor, que era esto tan perturbador. corrí a abrazarla, a consolarla y mi cuerpo atravesó el suyo como lo hace una flecha al aire; en ese instante recordé meticulosamente mi vida, esa promesa, que si el amor abandonaba mi cuerpo, mi alma, mi corazón, en esa circunstancia no tendría sentido vivir, dejaría este cuerpo terrenal y me encauzaría a residir en el infierno a pasar mi perpetuidad solitaria, pero estoy aquí en donde no descansan las almas impuras que mancharon su cuerpo de sangre al atreverse si quiera a tomar su alma que nos les pertenece; mandándola al suplicio de vivir en pena, dejandola sin esperanza, sin sosiego, sin poder reposar en la eternidad , atormentada por los recuerdos y sufrimientos que se intensifican al pasar los siglos y milenios pobre de aquel que tome como suyo algo que nunca le perteneció “su alma” por que permanecerá viviendo con miedo a no existir; repitiendo el horror de su última tragedia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario